martes, 9 de julio de 2013

Cuando las responsabilidades te desbordan

Recientemente he terminado el semestre en la universidad, esta semana para ser precisos, luego de mucho esfuerzo, algunas noches sin dormir bien, e incluso una noche con completa carencia de sueño, al final las cosas se dieron mejor de lo que esperaba, y cuando terminó mi última clase (evaluación) me sentía como nuevo, a pesar del cansancio, me sentía bastante ligero y con energia, esto lo atribuyo a la endorfina, precisamente porque al llegar a casa y luego de tomar una ducha mi cuerpo se rindió y dormí profundamente por varias horas.
Realmente me di cuenta al gran estrés al que sometí a mi cuerpo durante algunas semanas, pero antes era aún peor, en aquel entonces tal vez no me daba cuenta, pero en lugar de reducir mis horas de sueño, lo que hacía era privarme de él durante varias noches seguidas. Luego de un par de semestres sufriendo de aquella manera me di cuenta que el sobre esfuerzo que hacía no merecía la pena. Avanzaba muy poco en mis trabajos para la cantidad de horas que le dedicaba, entonces me di cuenta que a pesar de trabajar por mucho tiempo, no trabajaba de la misma forma durante este período que cuando lo hacía completamente descansado, así que el año pasado decidí poner en práctica una nueva forma de afrontar el final de semestre.

Primero que nada, avanzaba en las partes que podía hacerlo con semanas de anticipación, preparaba algunas cosas que necesitaría en mis trabajos y trataba de adelantarme a los inconvenientes que pudieran ocurrir. Obviamente nunca es suficiente, pero hacer esto me consumía muy poco tiempo y aliviaría un poco la carga para después.

Entonces llegado el momento decisivo, me dispuse a trabajar desde el primer día, y como todo estudiante sabe, al inicio nunca hay ganas de trabajar, pues tenemos en mente que aún falta mucho tiempo para la presentación/evaluación. A pesar de esto, lo que se avanza, aunque sea poco, es trabajo que ya no se tendrá que hacer después, el estrés es menor sabiendo que falta menos, tenemos esperanza de terminar bien el trabajo y lo mismo nos motiva cuando el momento final se acerca.

Nunca pude evitar trasnoches al menos durante las últimas dos semanas de semestre, pero al hacer lo descrito anteriormente, me sentía mucho mejor, no tan estresado ni cansado, tampoco subí de peso como en anteriores ocasiones (si, así es, como igual que un cerdo y más cuando me estreso). Como dije anteriormente, nunca es suficiente, pero es mejor que no hacer nada desde un principio y pagar las consecuencias después, espero que a ti que estás leyendo esto te sirva mi experiencia y hagas caso de mis consejos, yo aprendí mi lección, sólo necesitas un poco de fuerza de voluntad, pues ya lo dice el viejo refrán "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy", (pedazo de cliché que me acabo de mandar), pero así es, nos hace buena falta recordarlo, pero sobre todo, ponerlo en práctica.

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